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La patronal de ingeniería Fidex, que agrupa a nueve de las empresas más importantes y más internacionalizadas del sector, reclama a los partidos políticos y a las nuevas administraciones un giro de 180 grados en su manera de contratar la ingeniería para la planificación y construcción de nuevas infraestructuras, de manera que antepongan la calidad frente al precio. La caída de la construcción unida a la ´subasta de la ingeniería´ ha colocado al sector entre las cuerdas en estos últimos años, perdiendo el 90% de su actividad en España.

Según Fidex, la apuesta de las Administraciones por una ingeniería barata en lugar de por una ingeniería de calidad origina sobrecostes innecesarios en la ejecución y mantenimiento de las obras. En la actualidad, España invierte en ingeniería de proyecto el 5% de la inversión total de la obra, una cifra parecida a los países en vías de desarrollo, pero muy lejos del 10% de economías similares a la nuestra. Y es precisamente ese recorte del 5% lo que origina que las obras se encarezcan entre un 20% y 50% en fases posteriores. Según Eurostat, la inversión en ingeniería en España está muy por debajo del resto de países de Europa, incluidos los de Europa del Este.

Sin embargo, con sólo aumentar la inversión en ingeniería del 5 al 7% se lograrían ahorros superiores al 20% en los costes, permitiendo cumplir con el objetivo de déficit pactado con Bruselas. Según el director general de Fidex, Fernando Argüello, "una ingeniería barata solo consigue que España refuerce su tradición de país donde los cambios de presupuesto y plazos de ejecución están a la orden del día, pues los errores iniciales en los proyectos hacen que sea imposible ejecutar una obra tal y como estaba previsto".

Para Fidex es crucial acabar con la política de subastas en la contratación de ingeniería y, en su lugar, reconocer su carácter intelectual de forma que prevalezca la calidad de la propuesta frente al precio a través de concursos basados en la selección previa de las ingenierías.

Esta demanda es la punta de lanza de un pliego de reclamaciones y propuestas que diez de las principales ingenierías españolas quieren elevar a los partidos políticos y Administraciones con carácter previo a las elecciones del día 24 con el único objetivo de prestigiar la ingeniería y concienciar a los poderes y opinión pública del carácter innovador y técnico de esta actividad.

 

Lo barato sale caro

La ingeniería de proyecto no debe valorarse por precio ni caer en una mera subasta en busca de la oferta más barata. La elección debe considerar criterios de calidad como experiencia, profesionalidad de equipos, disponibilidad, recursos, etc., y debe realizarse mediante concurso basado en la selección previa, es decir, donde la calidad de la oferta tenga mayor peso que el precio, que solo se tomará en cuenta cuando se garantice un nivel suficiente de excelencia. De esta manera, se evitarán sobrecostes y retrasos en los plazos de ejecución de las obras. Por su parte, las ingenierías deben comprometerse a garantizar precios ajustados que no menoscaben las arcas públicas.

Según Argüello, "extrapolado al ámbito médico, es como si un paciente se operara de un tumor maligno después de hacerse una simple radiografía, algo que, de hacerse, complicaría enormemente la intervención quirúrgica en función de lo que los cirujanos ´se encontraran´ al abrir. Si esto es así, ¿por qué se construyen las obras sin haber dedicado el tiempo y el dinero necesario a los estudios y proyectos previos? ¿Por qué en España se encarga el diagnóstico a quien dice que puede hacerlo más barato que los demás?".

 

Ingeniería para la recuperación económica

Desde Fidex se ha constatado que un aumento en tres puntos porcentuales de la inversión en ingeniería supondría un ahorro para el erario público de más de 1.000 millones de euros al año. Además, por cada millón de euros invertidos en ingeniería se crean o mantienen 14 empleos directos, mientras que en la construcción solo se garantizan entre dos y cuatro empleos con esa misma inversión. Por tanto, estos datos confirman que la ingeniería puede ser un motor de la recuperación económica, siempre y cuando aumente la inversión en este ámbito y cambie el modo de contratación pública.

 

Bruselas muestra el camino a seguir

Un factor que juega a favor del sector es la directiva europea en materia de contratación pública que España debe adaptar antes de 2016 y cuya transposición implicaría la valoración en términos de calidad de la ingeniería y no la mera atención al precio, aunque de momento en la norma española no se hace mención explícita al carácter intelectual de los trabajos de ingeniería, entrando en contradicción con la directiva. Bruselas ya aplica este criterio para las acciones exteriores de la Unión Europea, adjudicando los trabajos de ingeniería con una valoración la calidad de la oferta con un peso del 80%, frente al 20% del precio. Si Bruselas promueve la ingeniería de calidad frente a la ingeniería barata, ¿por qué España no sigue este camino

Y, para muestra, un botón. Las distintas administraciones españolas, en la evaluación de las ofertas presentadas a los concursos de servicios de ingeniería, otorgan a la oferta económica un peso de entre el 70% y el 100% de la valoración global de la oferta, mientras que la calidad de la oferta se valora con un peso de, en el mejor de los casos, el 30%, llegando incluso a ser nulo en algunos casos como la Comunidad de Madrid.

 

Sobrecostes para las generaciones futuras

El conjunto de las administraciones públicas españolas debe plantearse las inversiones a medio y largo plazo, no limitándose a legislaturas de cuatro años o a ´cortar la cinta´, ya que si hay sobrecostes o retrasos en las obras, esta herencia acaba trasladándose a las generaciones futuras. Este interés cortoplacista y electoralista provoca inversiones millonarias innecesarias e incidencias en las obras, malgastando el dinero público de los contribuyentes. Según Fidex, es prioritario gastar un poco más en estudios de ingeniería de calidad que desembolsar sumas desorbitadas en ejecutar obras mal diseñadas.

 

Vuelta a niveles aceptables de inversión pública

Aunque parezca lo contrario, en España aún queda mucho por hacer en materia de infraestructuras, como la construcción de un millar de depuradoras en aquellas localidades que aún no tratan sus aguas; la mejora de los accesos por carretera a las ciudades; la conexión de los puertos por ferrocarril y la construcción de nuevas presas. Sin embargo, nuestro país ha reaccionado ante la crisis reduciendo drásticamente la inversión pública en infraestructuras, pasando del 3,4% al 1,3% del PIB, frente a otros países de nuestro entorno que la han mantenido en el 2,5%. Este desmantelamiento de la inversión pública tiene una incidencia directa en el mantenimiento de las infraestructuras a sabiendas de que conservar supone hasta un 70% menos de coste que levantar esa misma infraestructura desde cero. Una cosa es clara: en ningún caso la inversión debería situarse por debajo del 2% del PIB si se quiere que actúe como motor de desarrollo del país.

 

El círculo vicioso de las pequeñas ingenierías

La situación de las pequeñas ingenierías es alarmante. Es cierto que durante años se nutrieron de la fuerte inversión pública de autonomías y ayuntamientos pero, llegada la crisis, la licitación se paró en seco. Por si fuera poco, estas empresas no pueden optar a la alternativa de la internacionalización, pues para concurrir a licitaciones en el exterior deben presentar referencias de actividad en los últimos tres o cinco años, algo imposible si solo cuentan con presencia en España. Esta situación se convierte en un círculo vicioso. Solo un aumento de la inversión pública permitirá a estas ingenierías optar a trabajos en nuestro país y reunir las necesarias referencias para poder internacionalizarse.

 

El sector público como aliado y no como competidor

España ha potenciado la ingeniería pública en detrimento de la privada. En este sentido, es especialmente delicada la posición de Ineco, empresa pública queen principio solo debería actuar en casos de urgencia, en los cuales sí se contempla la selección de una empresa sin concurso público (figura llamada encomienda de gestión), un método al que ha recurrido con excesiva frecuencia Adif compitiendo deslealmente con el sector privado. Según Fidex, el papel de los entes públicos debe ser el de apoyar y dar peso a los consorcios formados por empresas españolas facilitando su entrada internacional pero en ningún caso competir contra ellas.

 

Ingeniería también es conservar

Pensamos que la ingeniería se limita a levantar nuevas infraestructuras, pero también tiene un papel muy importante en el mantenimiento y conservación de las ya construidas. La escasez inversora de los últimos años no puede suponer el abandono del patrimonio conseguido y dilapidar los esfuerzos en dinero y tiempo que ha supuesto su construcción. El aumento de la inversión en ingeniería también debe ir dirigido a conservar las infraestructuras ya levantadas y evitar así nuevos sobrecostes. Y es que cada euro que se deja de invertir en conservación preventiva supone al menos cinco euros de inversión en una década, un coste que aumenta exponencialmente con el paso de los años.

 

Lograr en España el prestigio que el sector tiene fuera

España cuenta con muchas de las mejores ingenierías del mundo pero parece que internamente no se aprecia en su justa medida. En todo el mundo la calidad de la ingeniería made in Spain es apreciada y valorada, mientras que en nuestro mercado solo se presta atención al precio en aras de lo que ya se denomina ´ingeniería barata´. El nivel técnico de las ingenierías españolas es reconocido a nivel mundial y debe aportar una faceta tecnológica e innovadora al sello Marca España.

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