El concepto de "calidad" en el sector de la construcción ha evolucionado de forma irreversible. Si durante décadas el valor de un activo inmobiliario se medía por su ubicación, sus acabados o su diseño estético, hoy emerge con fuerza una nueva dimensión estratégica: el impacto del edificio en la salud y el bienestar de sus ocupantes. Esta macrotendencia, conocida como "Wellness Real Estate", ha dejado de ser un nicho para convertirse en un pilar fundamental en el diseño de proyectos residenciales, de oficinas y hoteleros que aspiran a la excelencia y a un mayor retorno de la inversión.
Construir pensando en el bienestar ya no es una opción, sino una exigencia del mercado. Los promotores y constructores más visionarios entienden que los futuros inquilinos y compradores no solo buscan un espacio, sino un entorno que promueva un estilo de vida saludable. Esto implica un enfoque holístico que abarca desde la calidad del aire que se respira hasta la creación de espacios dedicados al ejercicio y la relajación. Dentro de estos espacios de relajación y bienestar, una solución cada vez más implementada por su eficiencia espacial y energética es la sauna de infrarrojos, que a diferencia de las tradicionales, no requiere acometidas de agua y tiene un consumo eléctrico más contenido.
El diseño de estos "edificios saludables" se sustenta sobre varios pilares técnicos que todo profesional del sector debe conocer y dominar. La planificación de estas características desde las fases iniciales del proyecto es crucial para su correcta implementación y para evitar sobrecostes futuros. Se trata de integrar la salud en el ADN del edificio, una estrategia que, según los expertos, puede incrementar el valor de un activo entre un 7% y un 15%.
Los pilares técnicos del diseño "Wellness"
Para que un proyecto pueda ser considerado como parte de la tendencia "Wellness Real Estate", debe incorporar de forma activa y medible los siguientes elementos:
- Calidad del aire interior (QAI): Es la base de todo. Implica la instalación de sistemas de ventilación mecánica controlada (VMC) con recuperación de calor y filtros de alta eficiencia (HEPA) que eliminan partículas, alérgenos y contaminantes. Asimismo, exige el uso de materiales de construcción, pinturas, selladores y mobiliario con bajas o nulas emisiones de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV).
- Iluminación centrada en el ser humano: Va más allá de la eficiencia energética del LED. Se trata de implementar sistemas de iluminación circadiana que ajustan su intensidad y temperatura de color a lo largo del día para sincronizarse con los ritmos biológicos humanos. Esto mejora el ciclo del sueño, la concentración y el estado de ánimo general.
- Materiales saludables y biofilia: Prioriza el uso de materiales naturales, reciclados y no tóxicos. El diseño biofílico, que integra elementos de la naturaleza como vegetación, luz natural abundante, agua y materiales como la madera o la piedra, ha demostrado reducir el estrés y aumentar la productividad.
- Calidad acústica y del agua: Un buen aislamiento acústico que mitigue el ruido exterior e interior es fundamental para el descanso. Del mismo modo, la instalación de sistemas de filtración de agua en el punto de uso garantiza la eliminación de impurezas y cloro.
El retorno de la inversión (ROI) del bienestar
Invertir en estas características no es un gasto, sino una estrategia de negocio rentable con un retorno claro:
- Aumento del valor del activo: Los edificios con certificaciones de bienestar como WELL o BREEAM se venden y alquilan a precios superiores.
- Velocidad de comercialización: Las propiedades se comercializan más rápido al diferenciarse claramente de la competencia.
- Reducción de la tasa de vacancia: En el mercado de oficinas, mejora la retención del talento y la productividad. En el residencial, reduce la rotación de inquilinos.
- Alineación con criterios ESG: Cumple con los criterios Sociales y de Gobernanza (ESG), atrayendo a un perfil de inversor institucional cada vez más importante.
El "Wellness Real Estate" representa la confluencia entre la responsabilidad social y la rentabilidad económica. El sector de la construcción se encuentra ante la oportunidad de liderar esta transformación, creando edificios que no solo ofrezcan cobijo, sino que cuiden activamente de la salud de las personas. Aquellos que sepan integrar esta filosofía en sus proyectos no solo estarán construyendo edificios, sino que estarán construyendo valor sostenible a largo plazo.
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