El Clúster de la Edificación ha publicado un informe que analiza el uso de fibras de acero en componentes prefabricados de hormigón. El estudio, elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Hormigón con Fibra de Acero en la Edificación —integrado por Bekaert, Molins, Ingeniería Valladares, Vivialt y la Universidad Antonio de Nebrija—, señala que esta tecnología ofrece una alternativa a métodos convencionales como el mallazo y la ferralla, con mejoras en resistencia, durabilidad y comportamiento frente a cargas y fisuración.
Entre las principales conclusiones, se destaca la posibilidad de reducir hasta un 50% el tiempo de armado, lo que se traduce en menores costes y necesidad de mano de obra menos especializada. “El empleo de estas soluciones permite destinar a los profesionales más cualificados a otras actividades, optimizando el tiempo de trabajo”, indica Ana Cáceres, gerente de Desarrollo de Negocio de Infraestructura en Bekaert y coordinadora del grupo.
El documento también valora el efecto de las fibras de acero en paneles arquitectónicos y estructurales prefabricados. Para ello, examina sus características técnicas, el comportamiento en edificación y su encaje en la normativa actual, con atención a las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP) y al Análisis de Ciclo de Vida (ACV).
En el plano ambiental, se constata una reducción de la huella de carbono respecto a las soluciones tradicionales. Por un lado, el impacto del acero utilizado en fibras es menor; por otro, la optimización del diseño permite disminuir espesores y volúmenes de hormigón, el material con mayor peso en las emisiones del sector. Cáceres ejemplifica: “Reducir el espesor de un panel de 15 cm a 14 cm supone un 6,6% menos en volumen y peso, con la consiguiente mejora en transporte y emisiones asociadas”.
El Clúster advierte, sin embargo, que el aprovechamiento de estas ventajas requiere planificación técnica y conocimiento especializado. Factores como el tipo de fibra, su dosificación y la metodología de mezclado resultan determinantes para garantizar el rendimiento del hormigón reforzado. El informe concluye que la adopción de estas soluciones contribuye a cumplir con las crecientes exigencias normativas y de certificación ambiental, favoreciendo un modelo constructivo más sostenible.