La industrialización se consolida como una palanca clave para mejorar la eficiencia, sostenibilidad y competitividad de la edificación en España. Un estudio del Clúster de la Edificación, en el que han participado más de 40 empresas, demuestra que la aplicación de soluciones industrializadas y sistemas prefabricados permite reducir hasta un 32% los costes indirectos y acortar los plazos de obra en cuatro meses, con mejoras verificables en calidad y seguridad.
El informe, presentado durante la jornada Codesarrollo de componentes industrializados, analiza el proyecto EPTS, un edificio piloto de 65 viviendas desarrollado por CIP Arquitectos, que ha servido como banco de pruebas para comparar la construcción tradicional con distintos métodos industrializados.
La investigación se ha estructurado en las cuatro áreas técnicas del Clúster —Estructuras, Envolventes, Instalaciones e Integradores— y ofrece resultados concluyentes en materia de eficiencia, costes y sostenibilidad.
Entre las principales conclusiones, el estudio destaca que la industrialización reduce los plazos de obra hasta un 30%, al permitir la fabricación en taller y el solapamiento de tareas como la instalación de fachadas o módulos de baño. En algunos casos, el montaje ha resultado un 67% más rápido que en una obra convencional.
La reducción de costes indirectos alcanza el 32%, derivada de un menor uso de andamios, grúas y acopios en obra. Según Julián Domínguez, socio fundador de CIP Arquitectos, los sistemas industrializados “ofrecen mayor certidumbre de costes al disminuir la exposición a la volatilidad de precios y optimizan el retorno de inversión al acortar los plazos de ejecución”. También se registran ahorros en alquiler de equipos, gestión de residuos y personal de apoyo, mejorando la rentabilidad global del proyecto.
La fabricación en entornos controlados garantiza una mayor precisión dimensional, uniformidad en los acabados y un control de calidad previo a la instalación, con pruebas de estanqueidad, acústica y resistencia al fuego.
Para Álvaro Pardo, arquitecto en Innovación y Sostenibilidad en PAEE, “la clave está en incorporar la industrialización desde el diseño, mediante la coordinación temprana de todos los agentes para evitar errores y retrasos”. Esta planificación integral simplifica la gestión en obra y permite una ejecución más eficiente y previsible.
El estudio también subraya el impacto ambiental positivo: los sistemas industrializados reducen las emisiones de CO₂ en las fases A1–A3 del ciclo de vida, así como el consumo de agua y energía. Según Andrés Rodríguez, director de Proyectos de Morph, “la disminución de residuos y transporte interno reduce el impacto ambiental y mejora la seguridad laboral al minimizar trabajos en altura o en condiciones adversas”.
El proyecto EPTS demuestra que la arquitectura puede adaptarse a los procesos productivos de la industria sin perder flexibilidad ni calidad. “La industrialización no es solo una alternativa constructiva, sino una transformación estructural del sector que refuerza la competitividad y la sostenibilidad”, ha destacado Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente del Clúster de la Edificación.
Durante la jornada de presentación, los expertos coincidieron en la necesidad de avanzar hacia un modelo colaborativo que impulse la estandarización y el intercambio de información técnica. El Clúster propone crear una base de datos común de componentes industrializados y desarrollar indicadores KPI de coste, plazo, calidad y postventa, que permitan comparar el rendimiento de las distintas soluciones frente a la edificación tradicional.



