La Dana que afectó a la Comunidad Valenciana en octubre de 2024 dejó un impacto sin precedentes, especialmente en el ámbito residencial. Según datos del Consorcio de Compensación de Seguros, CCS, se han registrado daños en cerca de 50.000 viviendas, además de numerosos comercios, oficinas e instalaciones industriales. Esta cifra refleja no solo la magnitud del suceso, sino también la necesidad urgente de reconstruir con criterios técnicos, sostenibles y adaptados al nuevo contexto climático.
En respuesta, Molins ha presentado una propuesta estructurada en cuatro fases clave para abordar de forma rigurosa la rehabilitación de los inmuebles afectados, con el objetivo de garantizar la seguridad, habitabilidad y resiliencia de las edificaciones frente a futuros eventos extremos.
1. Evaluación técnica del daño
El primer paso es realizar una inspección profesional exhaustiva que abarque desde cimientos hasta cubiertas. Esta evaluación debe identificar daños estructurales, humedades ocultas o patologías incipientes mediante herramientas especializadas como cámaras térmicas o medidores de humedad. La identificación de viviendas en zonas inundables, en torno al 30% de las afectadas, pone de relieve la necesidad no solo de reparar, sino de repensar la edificación ante los efectos del cambio climático.
2. Secado controlado del inmueble
Antes de cualquier intervención, se debe garantizar un secado completo del edificio para evitar problemas derivados de la humedad persistente, como el desarrollo de moho o la degradación de materiales estructurales. Este proceso requiere equipos profesionales, ventiladores industriales, deshumidificadores, calefactores, y una ventilación homogénea y constante.
3. Retirada de materiales y saneamiento
Los materiales dañados por el agua, como yesos laminados, aislamientos, suelos porosos o elementos de madera, deben retirarse cumpliendo la normativa de gestión de residuos. Las instalaciones esenciales, eléctricas, sanitarias, climatización, deben ser revisadas por personal cualificado. La limpieza final debe eliminar restos biológicos y contaminantes, utilizando productos específicos y equipos de protección individual.
4. Rehabilitación con soluciones técnicas especializadas
En la fase de reconstrucción, se aplican tecnologías avanzadas que refuercen la durabilidad y preparación del edificio ante nuevos eventos climáticos. Entre ellas:
- Inyecciones de resina o morteros técnicos para recuperar la capacidad portante de los cimientos.
- Morteros estructurales para consolidar muros y pilares.
- Refuerzos con fibra de carbono, en estructuras gravemente dañadas.
- Sistemas anticapilaridad, barreras químicas o electroósmosis, combinados con morteros de cal o macroporosos para tratar humedades estructurales, especialmente en edificios históricos.
- Sistemas de impermeabilización adaptados a cada zona del edificio, cimientos, terrazas, cubiertas, con soluciones cementosas, bituminosas, acrílicas o de poliuretano.
Para Celia Pérez, Managing Director del negocio de Construction Solutions de Molins, la catástrofe sufrida en la Comunidad Valenciana representa “un recordatorio del impacto del cambio climático sobre nuestras construcciones. Afrontar la reconstrucción requiere conocimiento técnico, materiales adecuados y ejecución profesional. No se trata solo de recuperar viviendas, sino de preparar nuestros hogares para los desafíos climáticos del futuro”.
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