La industria del aluminio en España se encuentra en un momento crítico. A lo largo de los últimos años, ha sido testigo de un entorno comercial volátil, marcado por aranceles, sanciones y políticas comerciales que afectan tanto a los productores como a los transformadores. En este contexto, los recientes anuncios sobre la implementación de medidas arancelarias por parte de Estados Unidos y las nuevas sanciones europeas contra Rusia nos obligan a reflexionar sobre la resiliencia de este sector y sus perspectivas en el futuro inmediato.
En primer lugar, la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos no es un escenario desconocido. La industria del aluminio española ya sufrió los efectos de los aranceles impuestos durante el primer mandato de Donald Trump, cuando el 10% de arancel sobre el aluminio europeo afectó a la competitividad de nuestras exportaciones. Hoy, desde el 12 de marzo de 2025, nos encontramos nuevamente ante la repetición de este ciclo. Sin embargo, la experiencia adquirida durante esa etapa ha permitido que el sector se diversifique, busque nuevos mercados y apueste por la inversión en procesos de valor añadido. Estos movimientos han permitido mitigar, en la medida de lo posible, los efectos adversos de las políticas proteccionistas de Estados Unidos.
Por otro lado, el paquete de sanciones de la Unión Europea contra Rusia, implementado recientemente, añade una capa adicional de incertidumbre. Estas sanciones, que incluyen restricciones al aluminio primario ruso, responden a la situación política internacional y a la necesidad de reducir la dependencia del suministro de materiales de regiones en conflicto. Si bien estas medidas son comprensibles desde una perspectiva geopolítica, su impacto directo sobre el sector del aluminio no debe subestimarse. Las restricciones al aluminio ruso, un material estratégico, podrían alterar los flujos de suministro, lo que afectaría directamente a la industria transformadora europea, incluida la española.
Lo más preocupante es la posibilidad de que, bajo ciertas circunstancias, las sanciones pierdan eficacia. A través de la intermediación de países como Turquía, que se abastecen de Rusia, China e Irán, el aluminio primario ruso podría llegar a Europa transformado, eludiendo así las restricciones. Esto representaría un daño colateral no solo para la competitividad de la industria del aluminio europea, sino también para los objetivos estratégicos de la UE, que busca fortalecer su soberanía industrial y su autonomía estratégica.
Y, por otro lado, también cabe destacar en este contexto el riesgo que puede conllevar la próxima aplicación, a partir de enero de 2026, del Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono (CBAM). Aunque concebido para evitar la fuga de carbono y garantizar la competencia justa bajo estándares climáticos, este impuesto podría producir el efecto inverso en el sector del aluminio europeo, junto con la elevación de los costes de producción entre un 24% y un 31%, según diferentes estudios independientes.
Frente a estos desafíos, la AEA reitera su compromiso con el diálogo y la cooperación internacional. Es fundamental que la industria del aluminio siga siendo un actor clave en la economía de España y de Europa, no solo en términos de empleo y competitividad, sino también en su contribución a la descarbonización y circularidad de sectores estratégicos como la edificación, la automoción y las energías renovables. En este sentido, resulta imperativo que las políticas públicas sigan apoyando la transición hacia una economía circular y fortalezcan el posicionamiento del sector, especialmente en el marco de la futura Ley de Industria que actualmente se encuentra en tramitación parlamentaria, así como en la reglamentación del Código Técnico de la Edificación (CTE) para favorecer los materiales ya circulares.
Además, las administraciones deben apoyar activamente la transformación del sector, con el fin de garantizar que la industria del aluminio pueda seguir siendo competitiva en un mercado global cada vez más incierto. La colaboración estrecha con las autoridades, el sector privado y con la Asociación Europea del Aluminio será crucial para mitigar los efectos adversos de las políticas comerciales internacionales y lograr un equilibrio que permita a la industria seguir jugando un papel esencial en el desarrollo económico y tecnológico de Europa.
La industria del aluminio española se enfrenta a un panorama desafiante, pero no insuperable. La adaptabilidad, la cooperación y el compromiso con la sostenibilidad serán claves para que este sector siga siendo un pilar fundamental de la economía española y europea. No podemos permitir que las tensiones geopolíticas y comerciales pongan en peligro el futuro de una industria que juega un papel esencial en la competitividad, la innovación y la transición ecológica.
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