El mercado inmobiliario en España mantiene un ritmo elevado de actividad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en mayo se registraron 61.054 compraventas de vivienda, la cifra más alta para este mes desde 2007. De mantenerse la tendencia, el año podría cerrar con más de 525.000 operaciones, frente a las 425.000 contabilizadas en 2024, de acuerdo con las estimaciones de Trioteca, plataforma digital especializada en hipotecas.
Para Ricard Garriga, CEO y cofundador de Trioteca y de la Asociación Española de Brókeres Hipotecarios, la evolución del mercado no se explica únicamente por factores económicos o demográficos. El experto apunta a un componente psicológico: el FOMO (Fear Of Missing Out), conocido como “miedo a quedarse fuera”.
Según Garriga, la escasez de opciones en el mercado del alquiler está llevando a muchos particulares a dar el paso hacia la compra. “Cuando el alquiler está tan tensionado, se genera la percepción de que comprar es la única alternativa viable. Cuanta más gente adquiere vivienda, mayor es la presión colectiva de hacer lo mismo”, señala.
Escasez de obra nueva y presión sobre la oferta
Otro de los factores que incide en esta dinámica es la limitada oferta de obra nueva, que representa una proporción reducida del parque disponible. “No se construye suficiente vivienda y eso incrementa la urgencia de compra. El temor de no poder acceder en el futuro impulsa a muchos a adelantar la decisión”, advierte Garriga.
Barcelona: impacto de la Ley de Vivienda
En ciudades como Barcelona, la presión se combina con un aumento puntual de la oferta. “A medida que vencen los contratos de alquiler, algunos propietarios prefieren vender sus pisos, en parte por el efecto de la Ley de Vivienda. Esto ha incrementado ligeramente la oferta en la ciudad, algo que no ocurre en otras capitales donde la escasez sigue siendo la norma”, explica el directivo.
Los datos de actividad confirman este desplazamiento. Según el portal Fotocasa, en el último año la proporción de particulares activos en compraventa en Cataluña ha pasado del 14% al 16%, mientras que en el alquiler ha descendido del 17% al 15%.
Un comprador más emocional
Pese a incrementos puntuales en la oferta, la fuerte demanda mantiene la presión sobre los precios. “Este 2025 está configurando un escenario singular”, concluye Garriga. “El miedo a quedarse fuera, la falta de vivienda nueva y el marco regulatorio están dando lugar a un comprador más emocional, más impulsivo y con menor margen para esperar”.