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Desde un punto de vista operativo y sencillo, Anfapa recuerda que un mortero monocapa se puede definir como un mortero industrializado que se suministra listo para mezclarlo con agua, amasarlo y extenderlo sobre las paredes de cerramiento exterior y obtener en una única actividad de obra el acabado de fachadas.

El monocapa en obra nueva

La obra nueva es el terreno de juego natural del monocapa. Como tecnología industrializada forma parte de la solución técnica de una fachada. El diseño técnico del cerramiento exterior que incorpora un monocapa como acabado debe respetar sus reglas de utilización. Esto es aplicable, no sólo a la sección tipo del cerramiento, sino a los detalles de encuentros con otros elementos de fachada (albardillas, zócalos, carpintería, voladizos, vierteaguas, juntas estructurales...) y al propio despiece de las superficies revestidas.

No se debe proyectar un fachada y en el último momento escoger con qué la revestimos (monocapa, alicatado, obra vista...). La decisión del tipo de acabado conlleva distintas soluciones constructivas. Pongamos un ejemplo que lo explica. Si se decide que en una fachada se va a realizar una solución de doble hoja ventilada, habrá que responder mediante una configuración de proyecto apta para ello. Es prácticamente imposible realizar una fachada de este tipo, tomada la decisión de ventilarla una vez el proyecto está en su fase final.

Los revestimientos monocapa pueden aplicarse de un modo muy generalizado si se respetan las condiciones adecuadas. Se trata de un revestimiento muy versátil que puede aplicarse como acabado sobre paredes que tengan una rugosidad suficiente para permitir que el mortero monocapa se adhiera sin dificultad. En este sentido, las superficies de obra de fábrica cerámica (en cualquiera de sus múltiples variantes y formatos), los bloques de arcilla aligerada o los bloques de hormigón, son soportes idóneos si se siguen las instrucciones del fabricante en cada caso.

Para su uso en paredes realizadas con bloques de arcilla aligerada se tomará la precaución de comprobar que las especificaciones del producto lo declaran apto para este tipo de soporte. Las superficies de hormigón encofrado, en especial las obtenidas con moldes que dejan texturas muy lisas, no son las más apropiadas y pueden requerir tratamientos adicionales que creen rugosidad o incrementen la adherencia del monocapa.

El monocapa en la rehabilitación

En primer lugar habría que distinguir dos ámbitos de obras en los que se puede llegar a alguna confusión conceptual: la restauración y la rehabilitación. Las obras relativas a la conservación de edificios históricos en los que se recuperan sus condiciones originales son las que consideraremos como obras de restauración. En cambio, consideraremos como rehabilitación, las obras en edificios en los que se pretende una renovación y puesta al día de sistemas constructivos por encontrarse ya fuera de los estándares de calidad y confort del momento.

Esta distinción es importante porque delimita claramente un campo de aplicación en la que el uso del monocapa está perfectamente justificado –la rehabilitación- respecto de otro en el que, en principio, su uso es más discutible. El monocapa es una tecnología nueva, con un aspecto propio, distinto del que se da en edificios antiguos con revestimientos que también son de tipo continuo. No entraremos en ello, pero existe a nivel internacional un intenso debate sobre el modo de tratar la restauración de edificios.

En el campo de la rehabilitación, el monocapa tiene un papel indiscutible siempre que se cumplan las condiciones de compatibilidad con el soporte, y los acabados sean apropiados desde un punto de vista estético. Este último aspecto queda siempre a criterio del proyectista. Las condiciones de compatibilidad entre el monocapa y el soporte, así como su estado de conservación, son el factor principal y se comentan en apartados posteriores. En cualquier caso hay que tener muy en cuenta que la renovación de un revestimiento continuo antiguo por un monocapa, conlleva la adopción

de soluciones constructivas y de ejecución distintas, incluso puede motivar algún cambio en el diseño de la fachada. Estos cambios pueden ser aún mayores cuando se toma la decisión de cambiar el revestimiento original de la fachada -alicatado, aplacado, fábrica vista- por un monocapa.

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